MI EXILIO INTERIOR

viernes, 12 de diciembre de 2014

Muere una Tigresa y Nace Otra.





MUERE UNA TIGRESA Y NACE OTRA

Creo que es mi obligación, como cristiana, contar aquí lo que le pasó a mi amiga María Luisa. Con que una sola persona sacara algún provecho moral de esta historia, me daría por satisfecha. 

María Luisa y yo éramos compañeras de 2º de Bachillerato C, y nos hicimos amigas. María Luisa era super guapa: tenía la piel blanquísima y los ojos azul grisáceo, los labios carnosos, el pelo castaño claro; y además era alta y esbelta. Era también muy educada, aplicada en los estudios, inteligente. Todos los chicos del instituto se querían sentar junto a ella, y por la calle los hombres, de todas las edades,  la miraban, unos con lascivia, otros con admiración.

Pero María Luisa tenía un gran defecto: era profundamente  tímida. Cuando le hablaba un chico, bajaba la cabeza, sonreía como una tonta – o al menos eso decía ella – y aprovechaba la primera ocasión para escabullirse. Sabía que era guapa, porque se lo habían dicho infinidad de veces, pero no se lo acababa de creer, y en todo caso la timidez podía con ella. 

Una noche que quedamos en estudiar juntas en su casa, me confesó que ella también tenía un lado salvaje: a menudo soñaba con que un chico apuesto se le acercaba y ella le mantenía la mirada, le sonreía voluptuosamente, y establecía un juego de poder y seducción en el que ella dominaba, incluso haciendo el amor (nunca lo había hecho). Se odiaba a sí misma por su timidez; llevaba años intentando vencerla, sin el más mínimo resultado, y cada  noche se acostaba descontenta consigo misma. 

No me parecían bien sus ensoñaciones sexuales, pero sí era verdad que debía superar su timidez. Por eso un finde, cuando nuestra compañera Mari Cruz nos invitó a ir con ella a la botellona de la Plaza de la Libertad, diciéndonos que había quedado con unos chicos muy interesantes, la animé a que fuéramos. 

Los chicos ya estaban allí cuando llegamos; eran bastante mayores que nosotras, pero, sobre todo uno, Nacho, era realmente atractivo. En seguida se puso al lado de María Luisa y empezó a hablarle, sólo a ella; yo veía los intentos desesperados pero infructuosos de María Luisa por superar su corte. Por mi parte, a mí me tocó al lado un pelmazo de cuyo nombre ni siquiera me acuerdo, y si aguanté allí fue por mi amiga. Entonces Nacho sacó whisky de una bolsa de plástico, María Luisa aceptó, el efecto empezó a notársele en seguida, y al poco tiempo Nacho se lió un porro y nos lo pasó. Yo dije que no, por supuesto, me daba igual lo que pensaran, pero María Luisa fumó también. Ahora se reía escandalosamente, parecía estar consiguiéndolo, pero yo ya no aguantaba más aquello y me fui.

A la mañana siguiente me desperté tarde, con algo de mal cuerpo. Mis padres se habían ido al chalet de la playa, pero Papá había dejado olvidado el periódico en la mesa del comedor. Yo me hice mi cola-cao y empecé a hojearlo. Me quedé literalmente con la boca abierta cuando leí el siguiente artículo:

“TIGRESA ESCAPA DEL ZOO Y PROVOCA UN ACCIDENTE.

Puerto Santa Fe, 11 de mayo. A.S.

A las dos horas de la madrugada de ayer un coche Audi XYZ se estrelló contra la esquina de la calle Constitución con la calle de la Mar, en el casco antiguo. Al parecer fue debido a un volantazo del conductor  al ver a un enorme animal en medio de la calzada. La policía municipal, atendiendo a numerosas llamadas de vecinos, acudió rápidamente y encontró en las inmediaciones a un tigre, que fue en seguida abatido a tiros. Junto al coche encontraron después el cuerpo inconsciente de una chica, que fue trasladada de inmediato al hospital Virgen de la Misericordia. Su estado fue calificado de grave, aunque su vida no corre peligro.  El   conductor se había dado a la fuga.”

En seguida supe que se trataba de María Luisa. Me vestí corriendo, cogí un taxi y me planté en el hospital. En el pasillo vi  a sus padres, ella llorando. Había también otros familiares y amigos, que yo no conocía. Hermanos, no, porque María Luisa era hija única. Hasta la una no se podía entrar a visitarla. No quise molestar, y me senté en un banco del pasillo. Allí seguí leyendo el periódico mientras esperaba. 
  
“Investigaciones realizadas por este diario han revelado que el tigre era un ejemplar subadulto hembra de la subespecie de tigre blanco siberiano, Panthera Tigris Altaicus, en peligro crítico de extinción, de la que se conservan en libertad no más de 40 ejemplares en Siberia Oriental y norte de China, además de algunos pocos ejemplares en zoológicos de diversas ciudades del mundo. Personados en el zoológico municipal, se nos confirmó que se trataba de la tigresa llamada Luisita, la joya de la corona del zoo, que atraía a diario a centenares de visitantes, nacionales e incluso extranjeros. Había sido adquirida siendo aún un bebé, tras ser encontrada en la tundra por un guarda forestal. Su madre había sido abatida por un cazador furtivo. Se ha abierto una investigación para dilucidar las razones de su incomprensible escapada.

Todos los partidos políticos de la ciudad, así como la asociaciones  de comerciantes y de hosteleros, piden la inmediata dimisión del director del zoo, Ignacio López de Paz, del Jefe de la Policía Municipal, Víctor Guerra de la Calle, y del alcalde de la ciudad, Justo Jurado Leal. Al primero se le exige también responsabilidad penal. El daño que la pérdida de Luisita provocará a la economía de la ciudad, basada principalmente el turismo, es ingente. Sólo el valor del animal, por pertenecer a una especie tan escasa, se calcula en más de 2 millones de euros; la asociación de comerciantes y hosteleros estima en un 30% el descenso de ingresos por turismo.”

Nada que de verdad me interesara.  Me daba pena del pobre animal, que no tenía culpa de nada, pero de lo que me importaba, la salud y la vida de María Luisa, el periódico apenas decía nada. En otra edición que encontré abandonada en el banco leí:

“ULTIMA HORA

Puerto Santa Fe. A.S.

Investigaciones de última hora realizadas sobre  el luctuoso suceso de la madrugada de ayer han identificado al conductor del vehículo como Inocencio Pérez Amor, de 33 años de edad, sin profesión conocida, residente en la urbanización Marquesado de los Alijares de esta ciudad. Ha sido detenido y puesto en libertad provisional acusado de conducción temeraria e incumplimiento del deber de auxilio. Por otra parte, la presidenta de la Asociación Protectora de Animales, Silvina Ocampo, ha lanzado severas acusaciones contra la Policía Municipal, "hoy en día existen dardos anestésicos que pueden dormir al animal sin necesidad de sacrificarlo; estos señores parecen estar esperando la más mínima excusa para disparar sus armas". El señor Guerra de la Calle ha manifestado que se querellará contra la Sra. Ocampo y ha insistido que "la única preocupación de la policía municipal es, y ha sido siempre, la seguridad ciudadana." 

La chica herida, M.L. S. P., menor de edad, se encuentra aún ingresada, pero se espera se le dé de alta en los próximos días.”

Esto último me tranquilizó mucho. Sus padres se me acercaron entonces, el padre me dio un beso y la madre un abrazo muy fuerte y me dieron las gracias por haber acudido. Me confirmaron que el médico había asegurado que sí, que su vida no corría peligro, pero que los arañazos de la tigresa en su cara le provocarían deformaciones muy difíciles de eliminar, incluso con cirugía estética. 

Entonces entraron  a verla. Yo preferí quedarme fuera y esperar un poco más. Cuando entré María Luisa estaba sentada en la cama, con toda la cara vendada. Sólo se le veían los ojos. No podía hablar, sólo asentir o negar con movimientos de la cabeza; pero apenas lo hacía. Sus ojos seguían siendo de un azul grisáceo intenso y hermoso, pero ahora mantenía la mirada fijamente, y su expresión era de una dureza penetrante,  glacial, casi de odio. Tanto, que tenías que apartar la mirada. Reconozco que no lo puede soportar y, cobardemente, me fui al poco tiempo. 

Al parecer el tal Nacho no hizo acto de presencia por el hospital.

No he vuelto a ver a María Luisa. Por lo visto su familia, que era bastante acomodada, se ha mudado a otra ciudad, nadie sabe cuál.
   
Cristina García Cruz

2º Bachillerato C.
     
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario