MI EXILIO INTERIOR

viernes, 18 de enero de 2013

Arboles y Amigos. Con Raíz Salvaje.












RAIZ SALVAJE, un poema de Juana de Ibarbourou.


Me ha quedado clavada en los ojos
La visión de ese carro de trigo
Que cruzó rechinante y pesado,
Sembrando de espigas el recto camino.




¡No pretendas, ahora, que ría!

¡Tú no sabes en que hondos recuerdos

Estoy abstraída!



Desde el fondo del alma me sube

Un sabor de pitanga a los labios.

Tiene aún mi epidermis morena

No sé qué fragancias de trigo emparvado.

¡Ay, quisiera llevarte conmigo

A dormir una noche en el campo

Y en tus brazos pasar hasta el día

BAJO EL TECHO ALOCADO DE UN ARBOL!



Soy la misma muchacha salvaje

Que hace años trajiste a tu lado.





Juana de Ibarbourou.








OTROS ARBOLES
 

Este madroño nació espontáneamente delante de la casa, seguramente por las heces de jabalíes que habían comido esta fruta y que contenían sus semillas. A pesar de que fue atropellado por un coche en 2003, está muy lozano, y hace dos años comenzó a dar mucha fruta. Dicen que madroños se debe comer sólo uno, porque contienen alcohol  ("Arbutus Unedo"), pero yo me he comido bastantes y lo único que me entró fue dolor de estómago (ligero).

Madroño o Madroñera.












Mi amiga Lelo junto al madroño.













Esta gran encina debe su nombre a mí tía María Luisa. Delante está "la roca". Al final se aprecia la pared de piedra que señala la linde.




Encina María Luisa.




Esta joven encina se llama Mariola, como mi prima, que murió en 2010.



Encina Mariola.




Este joven alcornoque - tendrá 25 años - se llama Isidorín. Está junto a los tanques de agua. Al fondo, la casa.


Alcornoque Isidorín. Al fondo, la casa.







Este castaño es uno de los dos que quedan. Antes había más, especialmente dos grandísimos, que habían sido plantados junto al regato a propósito. ¡Anda que no sabían nada los antiguos! En 1990 recogí yo solo 200 kg. de castañas, que vendí en Cortegana a 100  pesetas el kilo. Pero estos viejos, enormes castaños, se murieron, no sé si debido a la edad o a la sequía. ¿Cambio climático? Dos manantiales se han secado, uno antes de 1990, y otro después. Aún queda el mayor, abajo del todo, pero mermado.


Castaño Alejandro.


Esta gran encina - en la foto se aprecia más que en la realidad cómo sube buscando la luz, se llama Verónica por mi sobrina. Es curioso cómo las bellotas de las encinas, incluso estando muy cerca unas de otras,  tienen forma,  color y sabor diferentes.



Encina Verónica.




Esta majestuosa encina se llama María, como mi hija mayor. Está en el sector trasero de la casa, como se puede apreciar, bastante llano.



Encina María.




Esta encina, también bastante grande, se llama Sofía y representa la sabiduría.




Encina Sofía.


Estos dos alcornoques están justo a la entrada, antes de la portera a la izquierda. Se llaman Rafa y Doro, como mis hermanos gemelos.                                                                                                                   
                                                                                                             

Alcornoques Rafa y Doro.


Este precioso granado lo planté yo delante de la casa, a la derecha según se sale, en 2010. Aún no ha dado fruto, o muy poco. Pero es muy bonito; lástima que pierda la hoja en invierno.



Granado.


Aunque esto no sea un árbol - es la casa El Pocito, o "el cortijo", como le dicen allí - es lo que se ve cuando uno vuelve de ver árboles. El pino de atrás lo corté porque cualquier día se iba a caer encima de la casa.


Casa El Pocito.




Este pinar se encuentra al oeste de la finca, y uno se encuentra con él cada vez que sale de la finca por la portera.


Pinar de la derecha.






 
Esta pintura andalusí del siglo XIII representa a uno tocando algo similar a la guitarra y los demás bebiendo algo que seguramente es vino. Todo un símbolo de las pervivencias culturales. Y lo que se ve al fondo son granados.                


Pintura andalusí del siglo XIII.





Este melocotonero lo planté yo. Es muy pequeño porque el hoyo no lo hice lo suficientmente grande y porque la tierra ahí es arcilla, muy dura y compacta. Además la cierva se come las hojas y los brotes, y los pájaros, la fruta. Sólo he conseguido comerme dos o tres melocotones, aunque eran deliciosos.



Melocotonero.



Nueva foto, esta vez hecha con la cámara, de la encina Lelo. Sigue igual de frondosa que varios años antes.
Uno de los problemas de la dehesa española es la vejez de sus encinas. Durante muchos años se ha estado arando el campo, y por tanto destruyendo las bellotas germinadas que iban a dar a nuevos árboles; por eso no se ha regenerado de forma natural y ahora la mayoría del arbolado es viejo, con lo cual es menos resistente a las enfermedades, como "la seca". Aparte de que llueve menos. En el Pocito, las encinas de los últimos 23 años son pequeñas pero frondosas y lozanas, pero las demás tienen la mayoría cien años o más. 



Encina Lelo.








Este pino tan grande se llama El Pino Portero, porque está junto a la portera, a la entrada. Al revés de lo que cree la gente de la ciudad, pinos hay que cortar mientras más mejor, porque son una plaga. Provienen de las piñas que caen rodando de los pinares de al lado, y no dejan crecer a los árboles autóctonos, como encinas y alcornoques. Si no corto más es porque no tengo motosierra, pues me da miedo usarla. Aunque a este desde luego lo dejaría.



El pino Portero.





Alcornoques descorchados.


Arriba, al nordeste, junto a la pared que señala la linde que da al carril de Gil Márquez, hay un montón de alcornoques pequeños, que fueron descorchados en 2010. El terreno es bastante llano por ahí.




 Este madroño, o madroñera, también llamado Luis, por mi sobrino, está al lado del terraplén donde se sitúa el primer bancal de la huerta antigua.

Madroño Luis.















El limonero, lunero, produce mucha fruta. Lo planté yo sería por 2005. Es el limonero por excelencia, aunque abajo, junto al regato donde ya casi se ha convertido en arroyo, hay otro antiguo, muy alargado buscando la luz, pero que produce poco fruto.



El limonero  cargado de fruto.








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