CUANDO
DESPERTE EL ANGEL YA NO ESTABA ALLI.
Cuando
desperté, el ángel ya no estaba allí. La busqué y pregunté por ella, pero no la
encontré ni nadie me supo dar razón. Me tuve que acostumbrar a no besar ese
pequeño y maravilloso lunar que tenía en
la comisura del labio. La olvidé, o eso creí. Luego rechacé a varios otros
ángeles, porque no tenían nada tan celestial. De pronto, pasado mucho tiempo, me topé con
ella. El colmillo retorcido no dejaba verle el lunar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario