MUERE UNA
TIGRESA Y NACE OTRA
Creo que es mi obligación, como
cristiana, contar aquí lo que le pasó a mi amiga María Luisa. Con que una sola
persona sacara algún provecho moral de esta historia, me daría por satisfecha.
María Luisa y yo éramos compañeras de
2º de Bachillerato C, y nos hicimos amigas. María Luisa era super guapa: tenía
la piel blanquísima y los ojos azul grisáceo, los labios carnosos, el pelo
castaño claro; y además era alta y esbelta. Era también muy educada, aplicada
en los estudios, inteligente. Todos los chicos del instituto se querían sentar
junto a ella, y por la calle los hombres, de todas las edades, la miraban, unos con lascivia, otros con
admiración.
Pero María Luisa tenía un gran
defecto: era profundamente tímida.
Cuando le hablaba un chico, bajaba la cabeza, sonreía como una tonta – o al
menos eso decía ella – y aprovechaba la primera ocasión para escabullirse.
Sabía que era guapa, porque se lo habían dicho infinidad de veces, pero no se
lo acababa de creer, y en todo caso la timidez podía con ella.
Una noche que quedamos en estudiar
juntas en su casa, me confesó que ella también tenía un lado salvaje: a menudo
soñaba con que un chico apuesto se le acercaba y ella le mantenía la mirada, le
sonreía voluptuosamente, y establecía un juego de poder y seducción en el que
ella dominaba, incluso haciendo el amor (nunca lo había hecho). Se odiaba a sí
misma por su timidez; llevaba años intentando vencerla, sin el más mínimo
resultado, y cada noche se acostaba
descontenta consigo misma.
No me parecían bien sus ensoñaciones
sexuales, pero sí era verdad que debía superar su timidez. Por eso un finde,
cuando nuestra compañera Mari Cruz nos invitó a ir con ella a la botellona de
la Plaza de la Libertad, diciéndonos que había quedado con unos chicos muy
interesantes, la animé a que fuéramos.
Los chicos ya estaban allí cuando
llegamos; eran bastante mayores que nosotras, pero, sobre todo uno, Nacho, era
realmente atractivo. En seguida se puso al lado de María Luisa y empezó a
hablarle, sólo a ella; yo veía los intentos desesperados pero infructuosos de
María Luisa por superar su corte. Por mi parte, a mí me tocó al lado un pelmazo
de cuyo nombre ni siquiera me acuerdo, y si aguanté allí fue por mi amiga.
Entonces Nacho sacó whisky de una bolsa de plástico, María Luisa aceptó, el
efecto empezó a notársele en seguida, y al poco tiempo Nacho se lió un porro y
nos lo pasó. Yo dije que no, por supuesto, me daba igual lo que pensaran, pero
María Luisa fumó también. Ahora se reía escandalosamente, parecía estar
consiguiéndolo, pero yo ya no aguantaba más aquello y me fui.
A la mañana siguiente me desperté
tarde, con algo de mal cuerpo. Mis padres se habían ido al chalet de la playa,
pero Papá había dejado olvidado el periódico en la mesa del comedor. Yo me hice
mi cola-cao y empecé a hojearlo. Me quedé literalmente con la boca abierta
cuando leí el siguiente artículo:
“TIGRESA
ESCAPA DEL ZOO Y PROVOCA UN ACCIDENTE.
Puerto Santa Fe, 11 de mayo. A.S.
A las dos horas de la madrugada de
ayer un coche Audi XYZ se estrelló contra la esquina de la calle Constitución
con la calle de la Mar, en el casco antiguo. Al parecer fue debido a un
volantazo del conductor al ver a un
enorme animal en medio de la calzada. La policía municipal, atendiendo a
numerosas llamadas de vecinos, acudió rápidamente y encontró en las
inmediaciones a un tigre, que fue en seguida abatido a tiros. Junto al coche
encontraron después el cuerpo inconsciente de una chica, que fue trasladada de
inmediato al hospital Virgen de la Misericordia. Su estado fue calificado de
grave, aunque su vida no corre peligro.
El conductor se había dado a la
fuga.”
En seguida supe que se trataba de
María Luisa. Me vestí corriendo, cogí un taxi y me planté en el hospital. En el
pasillo vi a sus padres, ella llorando.
Había también otros familiares y amigos, que yo no conocía. Hermanos, no,
porque María Luisa era hija única. Hasta la una no se podía entrar a visitarla.
No quise molestar, y me senté en un banco del pasillo. Allí seguí leyendo el
periódico mientras esperaba.
“Investigaciones realizadas por este
diario han revelado que el tigre era un ejemplar subadulto hembra de la
subespecie de tigre blanco siberiano, Panthera Tigris Altaicus, en peligro crítico de extinción, de la
que se conservan en libertad no más de 40 ejemplares en Siberia Oriental y
norte de China, además de algunos pocos ejemplares en zoológicos de diversas
ciudades del mundo. Personados en el zoológico municipal, se nos confirmó que
se trataba de la tigresa llamada Luisita, la joya de la corona del zoo, que atraía
a diario a centenares de visitantes, nacionales e incluso extranjeros. Había
sido adquirida siendo aún un bebé, tras ser encontrada en la tundra por un
guarda forestal. Su madre había sido abatida por un cazador furtivo. Se ha
abierto una investigación para dilucidar las razones de su incomprensible
escapada.
Todos los partidos políticos de la
ciudad, así como la asociaciones de
comerciantes y de hosteleros, piden la inmediata dimisión del director del zoo,
Ignacio López de Paz, del Jefe de la Policía Municipal, Víctor Guerra de la
Calle, y del alcalde de la ciudad, Justo Jurado Leal. Al primero se le exige
también responsabilidad penal. El daño que la pérdida de Luisita provocará a la
economía de la ciudad, basada principalmente el turismo, es ingente. Sólo el
valor del animal, por pertenecer a una especie tan escasa, se calcula en más de
2 millones de euros; la asociación de comerciantes y hosteleros estima en un
30% el descenso de ingresos por turismo.”
Nada que de verdad me
interesara. Me daba pena del pobre
animal, que no tenía culpa de nada, pero de lo que me importaba, la salud y la
vida de María Luisa, el periódico apenas decía nada. En otra edición que
encontré abandonada en el banco leí:
“ULTIMA
HORA
Puerto Santa Fe. A.S.
Investigaciones de última hora
realizadas sobre el luctuoso suceso de
la madrugada de ayer han identificado al conductor del vehículo como Inocencio
Pérez Amor, de 33 años de edad, sin profesión conocida, residente en la
urbanización Marquesado de los Alijares de esta ciudad. Ha sido detenido y
puesto en libertad provisional acusado de conducción temeraria e incumplimiento
del deber de auxilio. Por otra parte, la presidenta de la Asociación Protectora de Animales, Silvina Ocampo, ha lanzado severas acusaciones contra la Policía Municipal, "hoy en día existen dardos anestésicos que pueden dormir al animal sin necesidad de sacrificarlo; estos señores parecen estar esperando la más mínima excusa para disparar sus armas". El señor Guerra de la Calle ha manifestado que se querellará contra la Sra. Ocampo y ha insistido que "la única preocupación de la policía municipal es, y ha sido siempre, la seguridad ciudadana."
La chica herida, M.L. S. P., menor de
edad, se encuentra aún ingresada, pero se espera se le dé de alta en los
próximos días.”
Esto último me tranquilizó mucho. Sus
padres se me acercaron entonces, el padre me dio un beso y la madre un abrazo
muy fuerte y me dieron las gracias por haber acudido. Me confirmaron que el médico
había asegurado que sí, que su vida no corría peligro, pero que los arañazos de
la tigresa en su cara le provocarían deformaciones muy difíciles de eliminar,
incluso con cirugía estética.
Entonces entraron a verla. Yo preferí quedarme fuera y esperar
un poco más. Cuando entré María Luisa estaba sentada en la cama, con toda la
cara vendada. Sólo se le veían los ojos. No podía hablar, sólo asentir o negar
con movimientos de la cabeza; pero apenas lo hacía. Sus ojos seguían siendo de
un azul grisáceo intenso y hermoso, pero ahora mantenía la mirada fijamente, y
su expresión era de una dureza penetrante,
glacial, casi de odio. Tanto, que tenías que apartar la mirada.
Reconozco que no lo puede soportar y, cobardemente, me fui al poco tiempo.
Al parecer el tal Nacho no hizo acto
de presencia por el hospital.
No he vuelto a ver a María Luisa. Por
lo visto su familia, que era bastante acomodada, se ha mudado a otra ciudad,
nadie sabe cuál.
Cristina García Cruz
2º Bachillerato C.
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