MI EXILIO INTERIOR

jueves, 10 de enero de 2013

Mi Alcoba. Con Noches de Lluvia, de Juana de Ibarbourou.




MI ALCOBA


UN PEQUEÑO POEMA EN PROSA COMO INTRODUCCIÓN, por Juana de Ibarbourou.


NOCHES DE LLUVIA


Yo amo las noches de lluvia. Son de una intimidad intensa y dulce como si nuestra casa se convirtiera, de pronto, en el único refugio tibio e iluminado del universo. Los objetos que nos rodean adquieren una familiaridad más afectuosa y más honda; la luz parece más límpida; el fuego, la mecedora, los ovillos de lana, el lecho, las mantas, todo es más nuestro y más grato.



La alcoba, realmente, se convierte en nido, en nido caliente  y claro y sereno, en medio del viento gruñidor, de la lluvia furiosa o mansa, del río que hace acurrucar cabeza con cabeza a las parejas de pájaros. Me imagino mi casa, entonces, como un pequeño y vivo diamante apretado entre el puño de un negro gigantesco. ¡Qué beatitud! Hago por no dormirme para gozar esas horas de gracia propicias al ensueño y al amor. Pero a veces, también, me asalta de pronto la visión de pobres ranchos agujereados, de chicos friolentos, de mujeres que no tienen como yo una casa tibia ni una abrigada cama blanda y para quienes estas noches así son un suplicio. Y entonces, sí, me esfuerzo por dormir. Ya que no puedo remediar yo sola su infinita miseria, les doy el sacrificio   de la conciencia de mi bienestar. Me duermo, me duermo, avergonzada de paladear un gozo que atormenta a millares de seres humanos. 



Por Juana de Ibarbourou.



MI ALCOBA
 


Casa de Campo en el Bosque, de Kaspar David Friederich.





Mi alcoba y mi cama.











Esta es mi cama. Me la hizo un amigo alemán que se había metido a carpintero y vivía en Cortegana. El diseño de la cabecera está tomado de ventanas de la comarca y yo creo que es mudéjar.

La vitrina de la izquierda perteneció a mi bisabuelo y en ella guardo mis libros de historia.

Acostado en la cama, a través de la ventana, se ve el cielo, un trozo de cielo, que cambia de color, y los ladrillos antiguos del hueco. A veces se ven pasar pájaros migratorios que, volando en grupos en forma de V, se  dirigen hacia el sur. 


En  ella he leído mucho; antes, cuando no había luz, lo hacía con una palmatoria y una vela apoyadas en el pecho, acostado. Luego puse las placas solares que alimentan ese flexo que se ve ahí. 

Antes hubo goteras. Y yo leía de forma no muy diferente a la que se ve en este cuadro del pintor romántico alemán Carl Spitzweg, titulado "El Poeta Pobre".


El Poeta Pobre, de Carl Spitzweg.


Tampoco es muy diferente la cama de la que tenía Van Gogh en Arles:


 
Dormitorio de Van Gogh en Arles.



Mi alcoba.



Y también he oído a menudo la lluvia, ¡qué serenidad!, el viento y hasta el trueno. El destello del relámpago entra por la ventana, en la noche, y poco después se oye el trueno y empieza a llover, a lo mejor a lo lejos. Y el ruido impetuoso del agua en el regato, que, normalmente seco, se convierte cuando llueve mucho en río de aguas turbulentas, con salto de agua incluido.  En otoño se oye caer las bellotas, y el tableteo del pájaro carpintero haciendo su hueco en el árbol. A la mañana siguiente, cuando ya ha escampado, aún se sigue oyendo el regato convertido en río impetuoso.

Luego viene la primavera con sus flores, cantuesos, jaras, jaguarzos y dedaleras (estas sólo en mayo),  entre otras, y más tarde el verano, que  aquí es fresco, con el calor justo para sentirse arropado, calentito: en la peor de las olas de calor, en el interior de la casa sólo se ha llegado a 28º centígrados. La temperatura en general permanece estable, como en una cueva: de 24 a 26 grados en pleno verano del sur.
 


Cielo crepuscular, desde la puerta.



Cuando me entran ganas me voy a la cocina, que está en el mismo cuarto, enfrente, y me hago un café o me tomo un zumo. Hay un pequeño mercadillo  de comida ecológica, cada sábado en un pueblo diferente; ahí se pueden comprar unas peras y manzanas de dulcísimo sabor. Si tengo ganas de orinar, me voy a la puerta y allí mismo lo hago, mirando al campo, como era el sueño de Wallander, el personaje de Mankell.

Echo un vistazo al paisaje, veo cómo está el día y me vuelvo a seguir leyendo. 



Vista anunciando lluvia.

 

La primavera. Niños jugando en La Madre.




Carl Larsson.



LA CHIMENEA



La chimenea encendida.


Enfrente, en el mismo cuarto, está la chimenea. Si me apetece la enciendo y me entretengo atizando el fuego, o simplemente observándolo (y oyéndolo). En ella también se puede cocinar, con un trébede, o tostar castañas con una sartén vieja agujereada. La mejor forma de encenderla es con papel y piñas abiertas (que no se hayan mojado por la lluvia). Y luego, leña de encina.

La gumía que cuelga la compré en Fes en 1978; aparte de ser bella, en teoría me sirve de defensa, aunque nunca la he necesitado.



The New Arrival.



 
Rincón favorito.



EL RINCON DEL RINCON

El poyete está pintado con pintura blanca a la que se le añade una tierra especial, que le da un ligero tono ocre y mucha luminosidad.

Junto a la estantería de mi bisabuelo hay otra hecha de tablas y ladrillos. Encima hay un retrato de mi madre y jarras, botellas, cajas y tinajas, entre otras cosas,  recuerdo de amigos o de viajes. 



Caja, pipa, cuerda y cuenco.





Jarrita alentejana.










 



 
Par de Botas. Van Gogh.




Es mi rincón favorito dentro de mi lugar favorito.


Pieter Wilhelm.

Y este podría serlo.




Pintura andalusí del siglo XIII.





 
En esta pintura andalusí del siglo XIII se ve a uno tocando la guitarra  (o un instrumento similar) y a los demás bebiendo vino. Los árboles del fondo son granados. Ciertos rasgos culturales perviven a través incluso de los cambios de religión.








Postal de Portugal y retrato de niña en La Alhambra.



Lata de atún portuguesa.






Retratos y jarritas.


A  veces me siento solo; pero ya no voy al pueblo a meterme en un bar - ya apenas quedan tascas - y emborracharme pegando la hebra con cualquiera. En su lugar medito, concentrándome en la respiración, y pienso y visualizo a alguien querido: mi sobrino Dieguito por ejemplo, que tiene 6 años. Dar amor le hace a uno feliz; pero yo al menos no se lo puedo dar a cualquiera, especialmente a alguien que me pueda traicionar o me exija demasiado. 


Intento también poner en práctica esa idea budista de hacerlo todo lentamente, tomando plena conciencia de cada pequeño acto que hago, y disfrutándolo. La serenidad es un valor que siempre he apreciado mucho, quizás porque durante muchos años he carecido de ella. Cuando uno va envejeciendo, se da cuenta de que cada día es una joya de un tesoro que tenemos, y que si echamos a perder ese día es como si tirásemos esa joya por la ventana, que ya es irrecuperable. 









































































































































































































































4 comentarios:

  1. ¿Y cómo puedes saber quién te va a traicionar?. El a amor es altruista, es algo que se da sin pedir nada a cambio (al menos eso es lo que yo pienso). A veces queremos a personas que "no se lo merecen" y sin embargo no podemos "enterrar" ese sentimiento.
    Un beso.

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  2. Buscando la prosa de Juana de Ibarborou que lei hace muchos años durante un invierno, di con tus escritos. Me quede porque vi la foto de tu cuarto y me parecio bastante parecido al mio, aunque sin la belleza que al parecer te rodea. Tengo muebles, libros, recuerdos y una manera de vivir bastante similar y me da curiosidad y a la vez un poco de sorpresa ver que mi sencilla manera de vivir y de relacionarme con otros, no es singular ni unica. De donde eres? Si no soy indiscreta y si se puede saber. Saludos !

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    1. Hola Peregrina. Siento no haberte podido contestar antes. Soy de España, Sevilla. Si me quieres escribir, mi mail es miexiliointerior@gmail.com
      Un saludo. Luis

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    2. Peregrina! Soy Luis, el del blog miexiliointerior@blogspot. Me gustaría contactar contigo, pues he releído tu comentario a mi cuarto, que dices el parecido al tuyo. Ya no lo tengo, aunque lo extraño. Si esto te llega, escríbeme por favor a luispocito@hotmail.com o al 666453031. Gracias. Luis.

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