MI EXILIO INTERIOR

martes, 8 de enero de 2013

El Porche y la Vista del Pocito.




 EL PORCHE Y LA VISTA


Cortijo Blanco entre los Olivos, de Van Gogh.



Vista general tomada desde el porche. 2001.






Vista. A la derecha, el limonero. Al fondo, el Andévalo.




















Delante de la casa hay un porche en el que se pueden hacer muchas cosas. Se pueden contemplar las vistas de día y las
estrellas de noche, como la vía láctea (yo, que no soy ningún experto). Hay contaminación lumínica, pero relativa. Antes incluso se veía a lo lejos al suroeste la luz de un faro; debía ser la costa de hueva occidental, o de Portugal. En los días claros se divisa perfectamente el pueblo del Cerro del Andévalo. También uno se puede sentar a leer,  a comer,  a charlar y tomarse una copa, o simplemente a oir el silencio. El que pueda y quiera se toma un vaso de vino, o dos, o se hace un gin-tonic echándole limón del árbol de al lado..


También me gusta regar, por la tarde, unas cuantas plantas que tengo: el limonero, un granado, otro granado pero este enano, una morera, un melocotonero, un mandarino (este es todavía muy joven), el jazmín, geranios de colores, el arrayán, la bignonia, la buganvilla, la lantana,  una higuera, el perejil,  y alguna que otra más.

La higuera no acaba de prosperar porque, al estar detrás de la casa, la cierva se atreve a acercarse y se come los brotes verdes y las hojas.

Mi proyecto es recuperar la vieja huerta hoy abandonada. Está abajo, donde nace un manantial.  Por ahí el terreno tiene mucha pendiente y los antiguos lo aterrazaron, formando bancales con paredes de piedra. Hay tres bancales grandes y varios más pequeñitos. Hoy está todo invadido por el matorral, aunque sobreviven algunos frutales, sobre todo ciruelos, un mandarino y un limonero. 

De todas formas tuve arriba mi pequeño huerto, que también regaba en verano, mayormente de pimientos y tomates, aunque también a veces de calabacines y lechugas, y que me gustaría recuperar en cuanto pueda; aunque ahí el terreno es arcilloso y duro, muy difícil de trabajar.   




Granado.
Limonero.

Este granado y este limonero están a la izquierda y a la derecha del porche, según se sale de la casa. Los he plantado yo, aunque el limonero es más antiguo.




LA CHIMENEA
 




En invierno, si uno tiene ganas, puede encender la chimenea y entretenerse atizando el fuego o simplemente observándolo.

Para encenderla lo mejor es utilizar papel y piñas abiertas (que  no las haya mojado la lluvia). Y la mejor leña es la de encina.
Se puede charlar saboreando un whisky de malta de calidad, que dicen que es "reflexivo".

Y también se puede comer, claro. La especialidad de la casa son patatas fritas (en aceite de oliva) con huevos del campo, a las que se les añade limón y perejil u orégano del terreno. Se riega con un vino blanco portugués, Real Lavrador, de la zona de Redondo, en el Alentejo, que no está lejos (la botella cuesta 1.10 euros). Se bebe en vasitos pequeños, también portugueses, del tamaño de un chupito. Ayuda una ensalada con tomates  y cebollas moradas del terreno, mojando un buen pan en la salsita de aceite de oliva.

Una vez más, es imprescindible que el pan sea bueno para migar. 

En momentos así no se le hacen ascos a unos cuantos cigarrillos. 

Luego se echa uno una siesta.  

The Conservatory, de Frances Jones Banneman (1883).
 
Woman lying on a bed with her dog. Carl Larsson.

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